El sendero parte de la zona de picnic próxima a la antigua Venta de la Paloma, al inicio del Puerto de la Cadena y aunque está señalado como un PR, algunas de las señales no se localizan fácilmente o simplemente no las hay. A nosotros nos costó encontrarla, pero prestando atención e intuición, aparece inmediatamente a la derecha, después de vadear la rambla haciendo uso de unos troncos colocados a modo de pasarela. Una vez tomada, ya no hay pérdidas.
Se va ascendiendo, con subidas y bajadas para salvar los tres o cuatro barrancos que nos separarán de la ascensión final, por una senda estrecha, que en ocasiones impone un poco de respeto al pensar que un resbalón puede hacerte caer una decena de metros barranco abajo, máxime con Darío a mi espalda y con Pablo dificil de contener con su trote alegre, dejándose caer en cualquiera de las pequeñas pendientes.
El paisaje en todo momento es sensacional. Estamos en la cara norte y todo es umbría. Hay mucha vegetación. Desde el bosque de cipreses al inicio del PR, hasta los frondosos y clásicos pinos de la zona, con abundancia de palmitos y matorral de monte mediterráneo (albaida, romero, tomillo, etc). Hay también zonas con musgos que nos sugieren que estamos en un entorno muy particular de nuestra región.
El penúltimo tramo es un duro repecho que parte a la derecha de la senda principal, de unos 300 ó 400 metros, que nos lleva hasta un claro desde el que parte nuevamente una senda que combinada con la propia roca, asciende hasta la cima del Alto, donde encontramos restos del antiguo castillo o fortaleza de vigía árabe, desde la que nos relajamos, dejando los pies colgando en el vacío y haciendo que nuestra retina se empape de la visión de esos hitos geográficos mencionados al inicio.
La bajada es por el mismo camino, aunque existe otra alternativa para hacerlo por San José de la Montaña. Esta bajada la hice también en bici de montaña unas semanas antes y es técnicamente dificil para la BTT.
Tardamos una media hora en bajar y unas dos horas en subir, contando la parada para dar de comer a Darío y tomar un descanso nosotros. Pablo me sorprende nuevamente con su resistencia física. Tiene cuatro años.
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escucha el latido insolente de tu corazón.