Tengo ganas de pegarme una paliza en bici. Recupero mi viejo libro de rutas en BTT por Murcia. Elijo una que recorre el Majal Blanco, subiendo hasta el Cabezo del Alto, a 603 m y baja por una rambla. El libro la pone como de dificultad física alta y técnica baja, 33 km desde El Palmar. Yo salgo desde casa y llegar a los pies de Carrascoy ya me suponen 16 km de calentamiento. Subida hasta la Plaza de las Moreras y cojo la senda que sube hasta el "Aula de la Naturaleza". Continuo siguiendo las indicaciones al Cabezo del Alto. Las últimas cuestas la rueda no me agarra y son muy fuertes. Tengo que bajarme de la bici y en esas me doy cuenta de que he pinchado la trasera, pero me queda aire sufickiente en ella como para terminar el ascenso, para llegar al vértice geodésico: 603 metros y unas vistas cojonudas al campo de Cartagena y Mar Menor (que no se llega a ver), a Sierra Espuña, a la Sierra de Lavia y Burete, al Valle de Murcia... Se me escapa un grito de alegría por el esfuerzo realizado, y por la tensión contenida en estos días. Ese grito me libera el corazón. Tomo algo, reviso la rueda, la inflo y parece que no pierde mucho aire. Así es que decido seguir sin cambiar la cámara.
Bajo el sillín. Me lanzo por la rambla del Pocico (señal del PR 1), una senda estrecha y divertida, con mucha vegetación, pequeñas trialeras y árboles caidos, que me lleva, dejándome caer, hasta Sangonera. Me incorporo a la carretera y tras otros 40 minutos de cansino pedaleo llego al parque de Los Romeros, donde me encuentro con mis hijos, dándole también a los pedales. Termino fundido. Han sido 51 km, en 4 horas y media.