Llevo unos días saliendo en bici por las ramblas y cabezos de Águilas y esta mañana nublada y gris, al agarrar el manillar y calarme los pedales, un impulso me ha hecho tomar la ruta de la subida al Balsón y seguir por el camino, ahora asfaltado, que me lleva hasta el cruce con tu casa, antes de acabar en la carretera que sube a la Cuesta de Gos.
sábado, 25 de agosto de 2012
viernes, 17 de febrero de 2012
viernes, 10 de febrero de 2012
El Soho, Londres
-
No te
vayas, no me dejes solo, esta noche no, por favor… Le susurró Dennis a su
amante, un joven al que había ayudado a cumplimentar el formulario en la
Oficina de Empleo para poder acceder a ese trabajo de jardinero en Hyde Park, para el cual
aspiraban otros 127 jóvenes más. Y Stephen quiso agradecérselo invitándole a
una pinta en aquel pub del Soho, al que Dennis solía dedicar un par de horas
después de su jornada laboral.
Dennis Nilsen había
acabado con la vida de una decena de sus amantes soliviantado por la idea de no
quedarse solo. Stephen fue el primero de ellos.
Treinta y cuatro años después, Abraham, con la voz sosegada, me cuenta la historia frente
al pub donde Dennis, aquella noche de 1978, se tomó un par de pintas con Stephen,
antes de llevarlo a su casa y decidir entonces acabar con su vida, al
percatarse que éste le dejaría al despuntar el alba. Habían tenido una
ajetreada noche de sexo y Dennis no quería dejarlo marchar. No, ya no podía superar
la soledad. Lo estranguló y lo acostó en la cama, para poder encontrarlo
así a la vuelta de su jornada de trabajo.
Me quedé observando el cadáver de Stephen, con el brazo derecho apoyado sobre el muslo a la altura de las ingles y el izquierdo tras la nuca, como esperando a que Dennis se acostara al regreso de la oficina, junto a él, a contarle cómo le había ido el día.
Y así hizo con otros muchos. Y todos ellos me acompañaron
con sus pasos a caminar por el Soho, por Chinatown, ... por Londres.
Pic: Luis Carretero |
Pic: Luis Carretero |
Kenneth fue a ver una representación de My Fair Lady la noche del 3 de diciembre de 1979 y a la salida, un joven de mirada introvertida lo invitó a tomar una cerveza en el Soho. Eso fue antes de estrangularlo. Fue la última representación que vió y su cuerpo, apoltronado en el sofá de Dennis, la última que hizo. Acabó oculto bajo las tablas del parqué del piso de Dennis.
En Charing Cross se alza ahora la estatua ecuestre de Carlos
I de Inglaterra, pero hace unos cientos de años el lugar estuvo ocupado por una de las doce cruces
que el rey Eduardo I mandó construir en honor a su esposa Leonor de Castilla.
La séptima víctima de
Dennis estaba dibujando la estatua del monarca Carlos I, cuando un
tímido funcionario se le acercó pidiéndole fuego para encender un pitillo.
La abadía de Westminster guarda los restos de personajes de la realeza y otros insignes como Handel, Isaac Newton, Dickens, Kipling o Pope (…)
-Ha pasado casi un mes, y la historia estaba un poco
abandonada. Pero hace unos días, un viejo amigo me comentaba que está jodido aquí en España, y que se encontraba haciendo entrevistas
para trabajar en el Reino Unido. Esperaba respuesta del gerente de un
restaurante de lujo en Londres. Finalmente y después de una entrevista por
video conferencia de más de una hora, lo han llamado para trabajar. Y no se lo
ha pensado. Miguel me ha escrito un correo. Ya está en Londres. Ha tenido que
arreglar papeleo.
Me cuenta que ha resuelto muy bien su situación en
la oficina de empleo gracias a Henry, un traductor y trabajador social que le ha
ayudado a regularizar situación laboral.
Me alegro por Miguel, ahora se estará tomando unas pintas
con él en algún pub del Soho. Me ha dicho en el e-mail que le iba a invitar esta tarde para darle las gracias por
su ayuda.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)