domingo, 11 de enero de 2009

Escapada posnavideña a La Sagra (10-01-2009)






Quiero ver la nieve, quiero que Pablo vea la nieve...

¿Dónde vamos? Acertaremos si nos vamos a La Sagra, en La Puebla de Don Fadrique (Granada).

Una hora y media de camino desde Murcia y el paisaje ya es totalmente distinto. La Puebla nos regala sus techos blancos.

El camino hacia la Sagra discurre serpentuoso y hacemos un alto a la mitad, jugamos con la nieve y al poco paramos a comer en Los Collados de La Sagra: lomo de orza, queso caliente, ciervo guisado, migas.... umm, se me hace la boca agua!!

Regresamos a Murcia después de un flan para Mar, un carajillo para mí y un orujico de hierbas de "extranjis", también para el menda "lerenda".

Nos hacía falta salir, necesitábamos un poco de aire frío, de paisajes nevados, de comer al calor de la lumbre....

Durante el camino de regreso nieva abundantemente, en la radio escuchamos que está nevando también en varios puntos de Murcia aparte de Caravaca y Moratalla, como Jumilla y Lorca e incluso en Purias, al lado de Águilas.
Ha hecho frio (-2 ºC), pero es que en invierno tiene que hacer frío...

Escapada navideña a Nerpio (29-12-2008)

Se me ocurre que tenemos que salir un poco al campo para compensar que estas navidades nos quedamos en casa, en contra de la costumbre de irnos de casa rural, a perdernos de lo mundano. Así es que sin más, Pablo y yo nos vamos para Nerpio, en Albacete, a conocer uno de esos pueblos de la sierra que se dicen con encanto.

Por el camino hacemos un alto en la Ermita de la Rogativa y aprovechamos para tomar un bocado. La ermita está cerrada y no podemos visitarla.




Luego paramos en una zona recreativa habilitada para barbacoas y juegos. Un hermoso nogal y un conjunto de encinas encaramadas en el talud, dejan ver la hermosa pared de caliza.


Llegamos a Nerpio y tras cruzar el puente ya estamos en su plaza. Ayuntamiento, bar e iglesia dan la bienvenida al viajero, como es costumbre en estas villas. Un paseo por el margen del rio (bastante descuidado) y regresamos callejeando a la plaza. Cruzamos de nuevo el puente y nos dejamos caer en el Restaurante - Hospedería El Molino, situado a la orilla del río, donde se puede apreciar el antiguo mecanismo utilizado para subir el agua y mover las ruedas del molino, pues han colocado un suelo de cristal, con muy buen "tino"... Comemos de cuchara, un estupendo gazpacho manchego y luego un plato de lomo de orza de "vicio".

El entorno es bonito, el pueblo no es un "encanto" que digamos, pero hemos disfrutado de la mutua compañía, de los paisajes, de las historias en el coche para matar el rato, de las gentes y en definitiva del lugar.
De regreso en el coche, con su voz cansada, Pablo me dice:
"Papá, ¿me pones Pedro y el Lobo?"
Y antes de que Pedro salga a "la hermosa y verde pradera", Pablo está dormido...